La presencia en la Tierra de materiales sintéticos derivados del petróleo y de otras sustancias no es ni llegará a ser tan masiva como la materia orgánica y mineral que compone el suelo natural de la corteza terrestre. No obstante, si todo el plástico fabricado en las últimas décadas fuera vinipel transparente, habría suficiente como para producir una capa que recubra todo el planeta, según un estudio internacional en el que han participado científicos de la Universidad de Leicester, UoL, en el Reino Unido.
“Actualmente producimos casi mil millones de toneladas de material plástico cada tres años”, asegura Jan Zalasiewicz, profesor de Paleobiología de la UoL.
El estudio sugiere que la superficie del planeta, tanto su tierra firme como los océanos, está siendo alterada notablemente por la producción de estos materiales de larga duración fabricados por los seres humanos, a consecuencia de lo cual estamos entrando en una auténtica ‘edad o era de plástico’, según la UoL.
“Los plásticos eran más o menos desconocidos para nuestros abuelos, cuando eran niños, pero ahora son indispensables para nuestra vida cotidiana. Están por todas partes. Envolviendo los alimentos, siendo recipientes para el agua y la leche, proporcionando envases, etc.”, señala el profesor.
Difíciles de degradar
Para Zalasiewicz, los plásticos, en el futuro, “pueden fosilizarse, es decir, convertirse en fósiles o restos más o menos petrificados de otras épocas geológicas conservados en las capas terrestres”.
El estudio indica que los plásticos tienen un impacto tan duradero sobre la geología del planeta porque son materiales inertes y difíciles de degradar y, como resultado de ello, cuando ensucian un paisaje se convierten en una parte del suelo. Además, a menudo terminan en el mar siendo consumidos por los peces y las aves marinas y matando a muchos de estos seres.
Según la UoL, los plásticos pueden viajar miles de kilómetros, atrapados en los “grandes parches de basura oceánica que flotan en distintas parte del mar; quedar depositados en playas lejanas; o, eventualmente, pueden hundirse para convertirse en una parte de los estratos geológicos del futuro”. Para el profesor Zalasiewicz, los plásticos continuarán entrando en el ciclo sedimentario durante los próximos milenios y, una vez enterrados, al ser tan resistentes, podrían fosilizarse y dejar una señal de este material y de la ‘era del plástico’ durante muchos millones de años.
Peligro para las aves
Investigadores del CSIRO, la agencia científica nacional de Australia (www.csiro.au), y del Imperial College de Londres (www.imperial.ac.uk), del Reino Unido, también han evaluado la extensión de la amenaza que representan los plásticos para las aves marinas en el mundo, encontrando que casi el 60 por ciento de todas las especies tiene este material en su intestino.
Según este trabajo, en 1960 se encontró plástico en el estómago de menos del 5 por ciento de las aves marinas y esta proporción aumentó hasta el 80 por ciento en el 2010, mientras que los investigadores predicen que la ingestión de este material sintético afectará al 99 por ciento de las especies de aves marinas del mundo en el año 2050, si se mantiene la actual tendencia.
Los científicos australianos y británicos calculan que el 90 por ciento de todas las aves marinas vivas hoy en día han comido plástico de algún tipo. “Las aves marinas suelen ingerir bolsas, tapas de botellas de plástico y fibras de ropa sintética, que han llegado al océano a través de los ríos, alcantarillas y depósitos de residuos urbanos, y en algunos animales se han encontrado cerca de 200 piezas de plástico”, explica la doctora Denise Hardesty, investigadora del CSIRO y coautora de trabajo.
Los pájaros, como los pingüinos y albatros gigantes, confunden los objetos de colores brillantes con el alimento, comiéndoselos, o se los tragan por accidente, lo cual conduce a que los trozos de plástico impacten y se queden en sus intestinos, provocando pérdida de peso y, a veces, incluso la muerte de estos animales, según los expertos del CSIRO y el Imperial College.
Basura en los océanos
La Expedición Malaspina, liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, (www.csic.es) español, demostró que existen cinco grandes acumulaciones de residuos plásticos en el océano abierto, que coinciden con los cinco grandes giros de circulación de agua superficial oceánica.
Además de la ya conocida acumulación de basura plástica del Pacifico Norte, existen acumulaciones similares en el centro del Atlántico Norte, el Pacífico Sur, el Atlántico Sur y en el océano Índico.
“Las corrientes oceánicas transportan los objetos plásticos, que se resquebrajan en fragmentos cada vez más pequeños o microplásticos, debido a la radiación solar, los cuales pueden llegar a durar cientos de años y se detectaron en el 88 por ciento de la superficie oceánica muestreada durante la expedición”, dice el investigador Andrés Cózar, de la Universidad de Cádiz.
Según los autores del estudio, “los resultados de Malaspina muestran que el problema de la contaminación por residuos plásticos tiene carácter planetario, y que los principales residuos encontrados son polietileno y polipropileno, dos polímeros empleados en la elaboración de bolsas, contenedores de bebida y comida, utensilios de cocina y juguetes, entre otros”.
DANIEL GALILEA
Efe Reportajes
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